Bases moleculares de la memoria

Vea al final de este texto las video-conferencias (Inglés) con 1) Dr. Larry Squire, MD. PhD., Professor of Psychiatry, Neurosciences and Psycology, University o california, San Diego., 2) Dr. Eric Kandel, MD, PhD. Professor of Psychiatry, Columbia University - Howard Hughes Medical Institute, Nobel price 2000 in Medicine and physiology.

 

La memoria es la capacidad para registrar, almacenar y recuperar información como resultado de redes neuronales creadas a través de conexiones sinápticas repetitivas. Las funciones de memoria y aprendizaje son inseparables, ya que para que ocurra memoria, es necesario el aprendizaje repetitivo. Los conocimientos actuales sobre el funcionamiento de la memoria, tuvieron su orígen en los años de 1950, a partir de las investigaciones en neurología (amnesia), inteligencia artificial, robótica, computo y sistematización de datos. 

 

En los primeros años de nuestras vidas se desarrolla una memoria de tipo sensorial y emocional. Luego, aparece la memoria de los movimientos y las conductas. Finalmente aparece la memoria del conocimiento, que nos permite retener y evocar datos o hechos del pasado. De esta manera, desde niños vamos aprendiendo y reteniendo experiencias que de manera progresiva nos permiten interactuar y adaptarnos socialmente con nuestro entorno. Para una buena memorización se requieren intensión, voluntad, atención, concentración, ejecuciones o evocaciones repetitivas e interacción social. Una buena atención y concentración nos permite codificar y registrar mejor aquello que queremos memorizar. De otra parte, se conoce que el aprendizaje automatizado en sistemas de computo es de escaza efectividad en comparación con los métodos de aprendizaje socializados por intermedio de profesores o tutores. La depresión y el estrés interfieren negativamente con los procesos de memoria y aprendizaje.

 

Se han identificado lo menos tres procesos básicos para la función cerebral de la memoria: 1) Codificación de la información para ésta que se pueda guardar como imágenes, sonidos, hechos y acontecimientos, experiencias, ideas importantes, etc. 2) Almacenamiento de la información, para lo cual es necesario ordenarla y clasificarla con la ayuda de una estructura, metodología intelectual y experiencias previas. 3) Recuperación o evocación de la información. Si se ha clasificado y almacenado de una manera adecuada, será muy fácil localizar y recuperar la información cuando se necesita.

 

En el cerebro no existe un lugar único y exclusivo para la memoria. La memoria se distribuye en diferentes regiones cerebrales especializadas, constituyendo lo que hoy conocemos como mapeo (circuitos), de las funciones cerebrales. Los lóbulos temporales organizan la percepción y el pensamiento. La zona media de los lóbulos temporales, guardan la memoria antigua; por ejemplo, los recuerdos de nuestra niñez, etc. Además, un mismo tipo de información puede ser almacenada en diferentes regiones del cerebro, por ejemplo el recuerdo de una casa se guarda en el lóbulo temporal del hemisferio izquierdo, en la zona del lenguaje (significado de las palabras y conceptos) y en el lóbulo temporal-occipital del hemisferio derecho en la zona visual-espacial (concepto de imágenes en el espacio tridimensional).       

 

Temporalmente, la memoria se clasifica en: 1) Memoria inmediata, reciente, primaria o de corto plazo y 2) Memoria de largo plazo, secundaria, remota o antígua. La memoria a corto plazo, es el resultado de la exitación neuronal simple con sensibilización de las conexiones sinápticas transitorias, mientras que, la memoria a largo plazo, es consecuencia de un aumento y reforzamiento permanente de las conexiones sinápticas y de las respectivas redes, mapas o circuitos neuronales, causada por la activacion de algunos genes y por la producción de sus correspondientes proteínas. Algunas de estas proteínas tienen funciones fisiológicas tipo prion.

 

La memoria sensorial es inmediata y de corto plazo y recibe todo lo que percimos con nuestros cinco sentidos, procesa gran cantidad de información por un tiempo muy breve y solamente registra o guarda aquello a lo cual una persona le preste atención (memoria visual, auditiva, olfativa, tactil). Esta memoria causada por estímulos externos puede durar algunos segundos, y es el resultado de la información que maneja un individuo cuando interactúa con el medio ambiente que lo rodea. A nivel cerebral, otros estímulos de tipo interno, como nuestros pensamientos, emociones y sentimientos también hacen parte de la memoria inmediata. Solamente guardamos en nuestra memoria aquello que nos interesa y prestamos atención, la información inutil se pierde y desecha.

 

La memoria de trabajo (mediata) u operacional son las estructuras y procesos cognitivos utilizados para el almacenamiento y análisis temporal de información. Es una memoria operacional (ejecutivo central) que tiene una función activa, creadora, comparativa y transformadora de información para realizar planes, propósitos, tareas, metas o resolver problemas mediatos, es todo lo que pensamos, sentímos o hacemos en el día a día. Para esta función se conoce que son esencialmente importantes la corteza prefrontal y algunas áreas de la corteza postrolándica. También nos permite mantener activos al mismo tiempo varios otros circuitos neuronales subordinados para guiar nuestra conducta y poder tomar desiciones analíticas en las diferentes circunstancias de nuestro entorno (corteza visual, aduditiva, del lenguaje, emocional, etc). Sería algo análogo a la memoria RAM de los computadores.

 

La memoria a largo plazo, guarda nuestros recuerdos, hechos y sucesos de experiencias vividas, nuestros conocimientos voluntariamente aprendidos, nuestro lenguaje y semántica, y toda la información de procesos aprendidos, inconcientes y automáticos. Según el tipo de información, es posible distinguir topográfica, funcional y farmacológicamente, dos subtipos de memoria de largo plazo (McDougall, 1923. Milner, 1962): 1) La memoria implícita, no declarativa o procedimental de habilidades y procesos automáticos inconcientes, donde hacemos cosas que aprendimos con la práctica secuencial y repetitiva, pero que no requieren de mucha atención para ejecutarlas, (expertos jugadores del tenis o del golf, habilidad para conducir bicicletas, atomóviles, aviones, etc), 2) La memoria explícita o declarativa, donde guardamos todo el conocimiento adquirido del mundo que nos rodea, nuestras vivencias, experiencias, hechos y sucesos históricos ocurridos en tiempo y lugares específicos (memoria episódica). En esta memoria, también guardamos nuestros conocimientos generales, conceptos y significados de palabras o frases, símbolos e imágenes (memoria semántica). 

 

 

 

De otra parte, se ha sugerido que la mente dispone de dos sistemas de registro, uno para los hechos ordinarios, y otro para los recuerdos con una carga emocional. La memoria emocional, es la primera que aparece en la escala evolutiva de los mamíferos; es una memoria imprecisa, de respuesta inmediata ante situaciones de peligro (sentir antes que pensar). En nuestra mente inconciente se oríginan las emociones, que a su vez causan las respuestas sentimentales concientes. El hipocampo registra los hechos puros, y la amígdala cerebral se encarga de registrar el clima emocional, que acompaña a estos hechos. En el hipocampo se guarda por ejemplo, toda la información para reconocer un amigo y, en la amigdala se encuentran las emociones de agrado o desagrado relacionadas con ese amigo. Se conoce que el propanolol y la atropina, bloqueadores de los receptores beta, suprimen el componente emocional de los recuerdos.

 

"Si almacenamos en nuestra memoria absolutamente todo lo que persivimos, sentimos, pensamos, aprendemos y hacemos, nuestra mente se haría extremadamente lenta, totalmente incapacitada para la creatividad y sería como un enorme basurero con todas sus funciones mentales dañadas y apestosas".

 

 

OSCAR F. RAMOS M., MD., PhD.

Bogotá, D.C.,

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