Vea la Videoconferencia (Español) del Profesor David Snowdon, Neurólogo, Kentucky University, USA., al final de este texto.

Para empezar debemos señalar que se han visto casos de personas de la tercera edad, que durante su vida no presentaron signos clínicos mayores relacionados con la pérdida de la memoria; pero después de su muerte, cuando se hicieron los estudios de patología sobre sus cerebros se encontraron todos los daños del tejido nervioso relacionados con la enfermedad de Alzheimer. Es posible entonces, que la actividad mental y los hábitos alimenticios de estas personas les ayude a crear nuevos circuitos que compensen la pérdida de memoria.  Debemos señalar también que solamente el 10% de los casos de enfermedad de Alzheimer son debidos a la acumulación extracelular del B-amiloide pero, el 90% de los casos restantes pueden estar relacionado con daños en la proteína-tau o cualquiera  de los procesos intracelulares que controlan la memoria; o quizas relacionados simplemente con el proceso inflamatorio extracelular. La eliminación con vacunas del AB-amiloide del cerebro de pacientes con Alzheimer, no detiene y revierte la enfermedad (ver enlace 5).

La enfermedad de Alzheimer tiene factores de riesgo primarios y secundarios. Los factores de riesgo primarios son la herencia (Mutaciones de los genes PPA, Psen-1, Psen-2, ), S. Down, la edad y la presencia del alelo APOE-4; el 50% de las personas mayores de 80 años presentan la enfermedad y el riesgo aumenta drásticamente después de esta edad. Los factores de riesgo secundarios incluyen la inflamación cerebral crónica, las enfermedades cerebro-vasculares (diabetes, hipertensión arterial, accidentes cerebro-vasculares, colesterol alto (LDL), trauma craneo-encefálico, sedentarismo y falta de ejercico, bajo nivel educativo, inactividad mental, alcoholismo, tabaquismo, intoxicaciones, obesidad, alimentación con alto contenido en grasas saturadas, Esclerosis múltiple, Parkinson, enfermedad de Huntington (estados de inflamación crónica cerebral). Por lo tanto, las medidas de salud en materia de prevención se hacen sobre estos factores de riesgo. En una persona, los factores de riesgo primarios se pueden potenciar con cualquiera de los otros factores de riesgo secundarios. Es posible, que los factores genéticos primarios sean los inductores de la enfermedad y los otros factores, como la inflamación crónica cerebral, o los factores genéticos secundarios sean responsables de la progresión de la enfermedad.

A nivel del diagnóstico oportuno, la prueba ADAS-COG (Alzheimer´s Disease Assesment Scale-Cognitive subscale) es un test sicométrico personal que se usa para hacer el diagnóstico y seguimiento clínicos de la enfermedad de Alzheimer; ayuda a hacer el diagnóstic diferencial con los estados depresivos. Hasta hace unos pocos años el diagnóstico solamente se podía confirmar por estudios de patología sobre cádaver. Sin embargo, hoy día gracias a los avances tecnológicos en medicina, es posible ver en las personas enfermas las áreas cerebrales afectadas por los depósitos del AB-amiloide y poder así hacer un seguimiento médico sobre los beneficios de los diferentes tratamientos (Tomografía por emisión de positrones: 11C-PIB PET; Fluotemetamol-PET; Amyvid-PET). Hay que tener en cuenta que aproximadamente un 20% de los pacientes diagnosticados con Alzheimer no presentan los depósitos de amiloide. Existe una prueba comercial que mide los niveles de amiloide en el líquido cefalorraquídeo y también otras pruebas comerciales para el diagnóstico en sangre.

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